domingo, 14 de marzo de 2010

MENDOZA



Antonio Hurtado de Mendoza y Larrea (o de la Rea) es, sin duda, el paisano más ilustre entre el amplio elenco de castreños que han destacado durante la larga historia de nuestro pueblo en las diferentes disciplinas artísticas, militares o políticas. Es también, a mi juicio , uno de los más desconocidos y olvidados.

Es posible que haya contribuido a éste olvido la falta de una biografía clara, que en demasiadas ocasiones, confunde con datos inexactos cuando no erróneos o contradictorios; y también el intrincado bosque del apellido Hurtado de Mendoza con sus ramificaciones, presentes, durante generaciones en la vida literaria, social y política de España.

Pero lo que más ha contribuido a que nuestro ilustre paisano haya permanecido sepultado por la hojarasca del tiempo ha sido, indudablemente, la circunstancia de haber pertenecido a la generación del Siglo de Oro de las letras españolas, codeándose y compitiendo con monstruos de la literatura como Lope de Vega, Quevedo (ambos de origen montañés, por cierto), Cervantes, Góngora, Vélez de Guevara y otros de aquella irrepetible generación.

Tuvo una especial relación nuestro paisano con Francisco de Quevedo, con el que escribió, en colaboración, hacia 1634, la comedia Los empeños del mentir.

Con Lope de Vega debió de unirle una buena amistad, como lo demuestra el hecho de haber salido en su defensa cuando éste era zaherido por otros colegas, en las habituales intrigas y rencillas producidas, las más de las veces, por conseguir el favor de los poderosos o procurarse un estatus social que les permitiese salir de la miseria en que les tenía sumidos la literatura, su trabajo.

Dan buena fe de ésta amistad la dedicatoria que de su obra El Vellocino de oro, hace Lope a la esposa de Mendoza, Doña Luisa Briceño de la Cueva, que dice así: “Esta fábula de Jason, ni escrita, ni representada en competencia y oposición de la que ilustró con su presencia y hermosura El Sol de España, sino representada y escrita para acompañar la fiesta de Aranjuez, la mayor que en aquel género ha visto el mundo, como las Relaciones del señor don Antonio, tendrán advertida a Vm. La dedico y ofrezco por estas calidades atrevido y por mis ignorancias temeroso. Bien conozco que a sus bodas debíamos los que le tenemos por maestro, felices epitalamios y a su venida felices parabienes; que en tanto que los dichosos sucesos que resultan del matrimonio se prevenían las Musas para pagarlo todo, he querido que Vm. sepa mi obligación por tan humilde ofrenda, si bien calificada con los dueños que tuvo, porque como el manto obscuro de la noche recibe tanto honor de las estrellas, así los rudos versos de esta fábula del resplandor de las señoras damas que lo representaron . Mal dije noche: pues aunque no estuvieran allí SS. MM., su bizarría y hermosura la hicieran día, y ahora impresa, las excelentes partes de Vm., que por celestial consonancia viniera a su centro, que como en los elementos es fuerza, en los méritos es dicha. Dios guarde a Vm.- Su capellán LOPE FÉLIX DE VEGA CARPIO.”


Otra muestra de esta amistad son los elogiosos comentarios que Lope dedica a la obra de Mendoza Vida de nuestra Señora, en los siguientes versos:

Bizarro ingenio dulcemente grave.
raro Maestro del hablar suave,
gallardo en prosa y verso,
conceptuoso, fácil, puro y terso,
que con la vida de la Virgen bella,
al lado de su Sol parece Estrella.

Pero, como no podía ser menos, tampoco se vio libre Mendoza de controversias y envidias y así Góngora le motejó con el apodo del “aseado lego”, en alusión a su falta de estudios.

Aunque el sobrenombre por el que era conocido, por su buena relación con los personajes de la corte de Felipe IV y con el propio rey, era el Discreto en Palacio.

Se le atribuye haber utilizado por primera vez la expresión usted en su obra “El ingenioso entremés del examinador Miser Palomo”; cuando en un pasaje de la obra, TOMAJÓN (RAE.: que toma con frecuencia, facilidad o descaro) dice, dirigiéndose a MISER PALOMO: Beso a vusted las suyas muchas veces.


Miguel de Cervantes le cita en su obra Viaje al Parnaso y le incluye entre los buenos poetas que, en su barco de versos, van con él al Parnaso por encargo de Apolo, en este verso:

Este que por llevarle te fatigas,

es Don ANTONIO DE MENDOZA y veo

cuanto en llevarle al sacro Apolo obligas.



Sin ánimo de establecer ningún orden temporal ni de género, voy a relacionar algunas de las obras más conocidas salidas de la ingeniosa pluma de nuestro paisano:

El ingenioso entremés del examinador Miser Palomo

El Doctor Dieta o segunda parte de Miser Palomo

Famoso entremés de Getafe

No hay amor donde hay agravio

Más merece quien más ama

Querer por solo querer

Cada loco con su tema o El montañés indiano

El marido hace mujer o El trato muda costumbre

Celos sin saber de quien

Los riesgos que tiene un coche o Lo que es un coche en Madrid

Los empeños del mentir (con Francisco de Quevedo)

El galán sin dama.

Vida de Nuestra Señora

Para contrastar la dimensión literaria, social y política de nuestro personaje, acudimos a su ficha en la RAH, donde encontramos, en su ámbito disciplinar:

Comendador de la Orden de Calatrava

Consejero de la Inquisición

Cronista

Escritor

Dramaturgo

Gentilhombre de cámara

Noble

Poeta

Secretario del Santo Oficio

Secretario Real



Algunos datos de su biografía que he podido contrastar, son los siguientes:

Nació en Castro Urdiales y fue bautizado en la parroquia de Santa María el 11 de diciembre de 1.586 y Murió en Zaragoza (o Madrid) en 1.644 (el 22 de septiembre)

Según el expediente de información con motivo de concederle, en 1.623, el hábito de la Orden de Calatrava, su nombre completo era Antonio Hurtado de Mendoza de la Rea Otañes y Zurbano.

Fueron sus padres Lope Hurtado de Mendoza y Otañez y Clara (o Clara María) de la Rea Zurbano, ambos naturales de Castro Urdiales.

Sus abuelos paternos Ruy-Díaz de Mendoza y Juana de Otañes eran oriundos del valle de Salcedo; y los maternos Juan de la Rea y Corbera y María Pérez de Zurbano, lo eran de Bilbao.

Tuvo un hermano menor; Bernardino Hurtado de Mendoza, que murió en 1.637 siendo general de La Armada del Mar del Sur.

Se casó en primeras nupcias con Luisa Briceño de la Cueva, hacía 1.622/23, de la que enviudó sin descendencia.

En 1.631casó con Clara María de Ocón Coalla y Córdova, con la que tuvo dos hijos; el primogénito Juan fue nombrado caballero de la orden de Calatrava a los cuatro meses de edad; murió de niño; y María Francisca Hurtado de Mendoza Ocón Coalla y Córdoba, también citada como María Francisca Mendoza o Francisca Hurtado de Mendoza; Marquesa de Miranda de Auta (Anta) ; Señora de Villar del Olmo (1.658-1685)

Antes de poner fin a este trabajo, no puedo dejar de expresar una idea que me viene rondando desde que le comencé y es que, ahora que todos los pueblos se esfuerzan y compiten en rescatar y dar realce a sus más preclaras figuras, y que existen cauces oficiales como las Concejalías de Cultura de los Ayuntamientos (supongo que también existe en Castro), quizás no fuese mala idea rescatar del olvido popular a figuras que, como Mendoza, forman parte de las más hondas raíces culturales de nuestro pueblo y cuyo conocimiento y difusión de su obra sería nexo de unión de los castreños, viejos y nuevos, y motivo de orgullo de su paisanaje.

Espero que alguien, en algún momento, tome esta iniciativa y futuras generaciones de castreños puedan ver cumplidos los deseos de éste castreño que,como tantos otros, añora La Correría.
Torrelavega, 28 de Febrero de 2.010

2 comentarios:

  1. Que interesante!!
    Es una pena que no nos ensenaran todo esto en clase del literatura en mi generacion...
    En fin, gracias tio.

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  2. Interesante artículo,
    encantada de saludar a un castreño que realiza un trabajo tan concienzudo.
    Soy una castreña de cerquita de la Correría (de La plazuela)
    Un abrazo,
    ana

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